La desconexión que nos une

Por una razón o por otra en los cambios de años y en fechas navideñas realizamos una retrospección, a modo de resumen, de nuestra vida reciente. Necesitamos de manera inconsciente cerrar los ojos y contabilizar lo que hemos logrado o lo que hemos perdido. Aflora probablemente uno de los mejores sistemas de evaluación por objetivos aún no conocido en el mercado convencional: nuestro yo interior. Los tiempos cambian, nosotros también con ellos y en la velocidad de los acontecimientos diarios no siempre tenemos la mejor perspectiva de nuestra evolución y crecimiento. Pero probablemente por los sentimientos que nos generan esas épocas de recogimiento, llegamos a detenernos al menos algunos segundos y ver nuestra película del año a muchísima velocidad.

Entonces nos brotan esos deseos de saludar a toda nuestra agenda. Abrimos el teléfono móvil. Y entre medio de tantos mensajes recibidos impersonales y repetidos, giramos con el dedo índice esa especie de ruleta vertical tan misteriosa que nos atrapa llamada lista de WhatsApp. Nos detenemos. Subimos y bajamos. Volvemos a subir, volvemos a bajar. Y descubrimos que tenemos una gran red de contactos pero muy poco que realmente “hacen tacto”. “¿Dónde estabas entonces cuando tanto te necesite?” sonaba de fondo en la radio. Y fue entonces que nuestro corazón abrazó de manera silenciosa a toda esa gente que nos acompañó de manera real en cada paso de nuestro puente hacia la meta que nos habíamos trazado. Esas personas que en los momentos altos no fueron estruendosos y en los momentos bajos nunca se silenciaron.

Ser, estar, parecer y semejar: la autenticidad del ser humano y del mundo de los negocios. “Ser” íntegro. “Estar” en el momento y lugar indicado. No sólo serlo sino “parecerlo”. Porque esa “semejanza” nos habla de equivalencia y ésta de empatía porque algún día “el otro” puedo ser yo.


Tenemos la enorme oportunidad de vivir en la Era del Agua, en The Water Cycle, donde permanentemente nos encontramos en alguno de sus estados de transformación. Y en alguno de sus ciclos estamos hoy cada uno de nosotros. Procesos de aprendizaje y evolución a nuestra disposición. Por eso, no dejemos que la velocidad de los acontecimientos limiten nuestra capacidad de comunicación verdadera y de escucha auténtica con quien tenemos al lado. Que las redes nunca nos enreden y sean verdaderos enlaces de colaboración. No limitemos nuestra posibilidad de crear entornos cada día más humanos, donde la “sensibilidad” no sea solamente una frase de una cursi película de sábado por la tarde.


Un año maravilloso nos espera! Y estemos abajo o arriba de la rueda, recordemos que todo es circunstancial, todo cambia y la vida tiene mil vueltas. No olvidemos que el juego interminable de conectarnos y desconectarnos al verdadero y genuino éxito personal o profesional, siempre lo encontraremos a través de la alteridad del yo.

Bienvenido 2018!



DIEGO LARREA BUCCHI 
Twitter: @larreadiego